El viento abrió de par en par
la ventana del salón.
Las cortinas se
movieron frenéticas.
Desorden en las
pequeñas cosas.
Caos en los detalles.
El viento entró de repente
e hizo volar un pañuelo,
la piel de mandarina,
la lista de la compra.
Sopló, ese viento.
Trajo lluvia:
salimos a gritar
a la terraza, él y yo.
Los hijos no paridos.
El amor en huida.
Mi madre inmensa.
Una sombra del que
fue su padre.
Salimos y aullamos,
porque fue un año duro
y pensé que lo merecíamos.
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