Te levantas arrastrando la silla.
Tan luminosa en tu asombro.
Eres un manojo de llaves.
Un puñado de semillas.
Melocotones maduros.
Abres y creces.
Por eso.
No me mires así.
Soy como tú, una mujer.
Un cuerpo con pasillos y espejos.
Lleno de puertas y tierra fértil. De algo.
Llena de miedo por no vivir lo que quiero.
Como tú, que arrastras la silla para irte.
Asombrada, casi herida por mi.
Casi.
Casi ofendida. Humana y social.
Toda prisa. Toda mente.
Casi toda grietas. Toda rota.
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