El eclipse ya está aquí.
Haciendo nidos en la ropa.
Entre tazas y meaderos.
Expandiendo el gris.
La sombra entera.
Durará más que los amaneceres.
Más que los días del abrazo.
Un eclipse fluorescente.
Que ignora las muecas.
Y reparte bofetadas.
Por eso, moved los labios.
Quemaos la carne.
Huid de casa.
Sin mirar.
Atrás.
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