A punto de llegar a casa, meto la mano en el bolso
y tanteo en busca de las llaves.
La humedad hace brillar los cristales.
Una paloma duerme en el alféizar.
La noche reina sobre todos.
Entonces aparece el camión de la basura,
cargando nuestros desechos en un remolque
negro, sucio, triste.
Y se marcha renqueante.
Las llaves tintinean en mis manos.
La paloma sigue durmiendo.
La luz del mundo se ha ido.
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