Horas como alondras

Separadas de sus días,
diseccionadas para ti,
para el hambre
de tu boca
rugiente.

Mírame.

Mira cómo
abro la carne
y busco su latido.
Cómo sostengo
los pálpitos de vida
que habitaron alguna vez
los nidos frescos de nuestro pecho.

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