Si las estrellas pudieran
servir para algo más
que para adornar
poemas.
Si pudieran explotar
en las venas.
Si pudieran fluir
como la droga más dura.
Como las cosas importantes,
pero que callan por dentro.
Las estrellas y lo no dicho.
Reconóceme en lo que brilla
y está lejos. Y está dentro.
Las estrellas y el silencio.
Las venas que nos
arañamos para vernos
refulgir en lo oscuro.
Reconóceme en lo extraño
de ser estrellas y sangre.
En lo extraño
de ser luz y noche.
Yo haré lo propio.
Haré constelaciones de
mordiscos. De silencio
que habita la carne.
Te habitaré en el vacío
de cuerpos celestes y
brillos mortales.
Cuento contigo.
Que las estrellas nos
exploten en la cara.
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