Malas notícias

La espuma rodea tus costillas mientras permaneces de pie
en el centro de la cocina, bebiendo distraído una cerveza.
Frunces los labios pensando en el trabajo, pensando en los grillos
que anidan en la repisa, en la cuenta bancaria,
los helechos amenazadores.

La espuma bate de pronto, choca contra ti, blanca y sin rostro.
Te arranca blandamente el bazo mientras ladra, ladra, ladra.
Aprieta tu cuello hasta ponerte de rodillas.
Mirándote desde arriba. Y aúlla contenta.
Sabiendo que todavía es lunes.
Que no opondrás resistencia.
Ya no eres tan joven.
Ni tan ingenuo.

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