No es para tanto

Y qué si lo hice.
No es para tanto.
Piezas de fruta prieta.
Unas manzanas verdes.
Robadas en tu mercado.
En tu puesto de intercambio.
Bastó estirar la mano, acariciarlas.
Rodearlas con la palma abierta y decidida.
Toda la emoción del delito flotando sobre las uñas.
Y esa piel que me llamaba, lisa y sin fallos de bulto esquivo.
Todo para que mordamos con cientos de pálpitos su carne granulosa.
Para que recorras esa senda frondosa, y te adentres conmigo en el verano.

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