Presumes de tener un reino:
murallas con azufre perverso,
un foso de musgo liso.
Y desayunas confiado,
masticando galletas
sin mirarme a los ojos.
Pero yo estoy ante ti
despeinada y violenta,
con ganchos oxidados.
Dispuesta a reventar el mortero,
dinamitar sillares y atalayas.
Para liberar esos potros enfermos
que pretendes ocultarme.
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