Being mortal

Siendo mortal
de manera perpetua
todavía puedo disfrutar
del placer de pinzar
una cereza madura
y aplastar su carne
entre mis yemas,
para sentir su pulpa
pulverizada y esa
sangre morada
sobre mi piel.
Siendo mortal
permanentemente
me transformo
en el juez implacable
de los objetos que
habitan junto a mi,
juego a ser parcial
o caprichosa cuando
los aparto del resto
y les dedico atención.
Al ser mortal todo
o nada puede destacar,
porque todo o nada,
a fin de cuentas,
depende de mi.

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