Un solo disparo

Si viviéramos en el campo y no compráramos carne en bandejas
saldríamos del sendero, caminando hacia los arbustos nevados.
Con el rifle cargado y engrasado como un tubo de metal brillante,
arrodillados en silencio y sin guantes, bajo toneladas de aire azul,
apuntaríamos cuando llegara el momento y sin vacilar
a ese hermoso conejo de ojos negros.

Y rezaríamos en silencio al dios de los agnósticos
para darle en el cráneo de un solo disparo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar :)