Si todavía fumara éste sería un buen momento.
Saldría al balcón con todo lo necesario:
tabaco finamente picado
papel de arroz con goma guar
un filtro blanco y esponjoso
fósforos "La Golondrina"
Cómodamente instalada en mi cajón de fruta
liaría un cigarro perfecto, prieto y cilíndrico
y me lo llevaría elegantemente a la boca,
como me he llevado antes otras cosas.
El humo ascendería en una columna sólida,
desaparecería en la noche como una escalera.
Una salida para este laberinto invisible.
Cada calada me volvería más valiente, más hermosa.
Podría marcar tu número con decisión
y tu atenderías al segundo tono: "¿Dígame?"
Te diría:
"Estoy desnuda, creo que alguien me persigue".
Me responderías que colgara inmediatamente,
que nadie debía alcanzarme. Oiría por fin los celos.
Tal vez vinieras a por mi, tal vez todavía te importo.
Con solo fumarme uno averiguaría muchas cosas.
Si no lo hubiera dejado, éste sería un buen momento:
no hay nada mejor que aplastar la colilla
con una sonrisa de triunfo dibujada en la cara.
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