Salto al otro lado de la tapia.
El alambre no me detiene.
Mis pies aterrizan sobre hierba.
Un trozo de mortero cae al suelo.
Y me golpea el tobillo.
Habrá piel verde mañana.
Piel azul y morada.
Pero el golpe no impide
que rodee la casa.
Miro todas las cortinas.
Las jambas cerradas.
Cada rincón abandonado.
Susurra advertencias.
Me dice que me vaya.
Que no hay nada para mi.
Que soy una intrusa,
Pero no me iré
con las manos vacías.
Sé que estás ahí dentro.
Aunque te escondas.
Siento tu inmovilidad.
Tus ojos entre ropa colgada.
Tus ganas de engañarme.
De hacerme desistir.
Quieres que me aleje.
Pero he encontrado
una puerta entreabierta.
Subo despacio las escaleras.
Ya sé que estás en el armario.
Por lo que abriré la puerta.
Y saltaré sobre ti.
Te obligaré a moverte.
A abrir brazos y piernas.
Para que vengas conmigo.
Saltaremos juntos la valla...
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