Volcando los cereales sobre el banco de la cocina.
Volcando los cereales.
Dejándolos caer.
Descarto el cuenco de cerámica.
No cojo la cuchara ni el azúcar.
Simplemente los esparzo.
Trigo
Centeno
Espelta
Avena
Cebada
Abiertos sobre la piedra.
Esclavos de mi voluntad.
Sonrío a la demencia:
esto es algo entre nosotras.
Dejándolos caer.
Yo también puedo tener
un campo de espigas o
la granja blanca de la novia.
Puedo lanzar un puñado sobre mi cabeza.
Ahora son horquillas vegetales.
Y me hacen hermosa.
Me hacen válida.
Porque yo también puedo tener
tierra de grano maduro o
una boca tostada.
Aquí mismo, sobre el banco de la cocina.
Aquí mismo, bajo mi mano.
Tengo un paquete de semillas,
cientos de promesas redondas.
Y no necesito más.
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