Hay una huella leve,
como una mancha
de aire entre nosotros.
O una grieta en la frente.
Abres la nevera ajeno
a la posible avalancha.
Te miro las manos.
Coges una cerveza
y me preguntas si
quiero beber algo.
Veo los escombros
flotar sobre tu pelo.
Veo también
una montaña invertida.
Mármol enfermo,
un cataclismo mudo.
Pero intento sonreír
para que no te asustes.
Y te pido que me acerques
el zumo de naranja.
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