Alas y carne: eso compone un ángel.
Yo soy uno. Tú también. Y él. Y ella.
Todos con carne.
Algunos con alas.
En mi caso las plumas pesan.
Cuesta ascender. Ser ligera.
Digo que es por meter
terrones de arcilla en
los bolsillos.
Por ejercer
un boicot inhóspito sobre
mi centro gravitatorio.
Etc.
Pero no es cierto.
Es el peso de un sol
que me habita
las costillas.
El peso de una cara.
De un cuerpo
que era tangible.
¿Estamos en el futuro?
Porque no comprendo
esta caída.
Esta derrota del alma
sobre la carne.
La presencia de una luz leve
que al final
nos vuelve invisibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar :)