*


Compraré esa cabaña junto al mar.

Un reino con tablas de madera
y el embarcadero siempre húmedo.

Salitre blanco en escamas,
tardes de pesca y arenques.

Y guardaré las provisiones
en un arcón congelador.

Junto con nuestras almas,
rígidas como ángeles caídos.


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