Cuando cociné mi corazón

No sospecha nada.
Posado sobre la costilla.
Parece redondo.
Con aortas tiernas.
Y no hace ruido al caer.
Es considerado incluso al morir.
Una vez abatido lo cojo despacio.
Lo desplumo y le saco la grasa.
La dejo en un cuenco para que se ablande.
Con una cuchara de madera añado la sangre.
Trabajo la mezcla con movimientos circulares.
Pienso en el calor, en la temperatura adecuada.
Junto el órgano a la salsa, lista para acompañar.
Introduzco decidida el cadáver en el horno.
Se cocina un par de horas a fuego lento.
Te sirvo el plato caliente.
Y me vuelvo otra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar :)