Noche Polar

Quiero los cielos de este lugar. Quiero que me rodeen, que me den la bienvenida. Por eso no me importa imaginar un embarcadero con tablas de madera, con cuerdas de amarre y un lago inmóvil en la noche, como un universo invertido.

Quiero los cielos de este lugar e iré decidida a por ellos: correré, correré veloz sobre la madera húmeda, quitándome la ropa a cada salto, mirando al frente con el ceño fruncido, oyendo jadear a mis músculos. 

Y tomaré impulso en la última tabla, saltaré lo más lejos posible, todo lo que me permitan mis piernas, estirando la melena, alargando los dedos, abrazando la nada. Sostenida una fracción de segundo por el aire previo a la caída. 

Como quiero esta noche polar, con sus agujas y cada estrella cruel, me salpicaré como el plomo, me hundiré asustada pero alegre. Con la fe de quién cae sobre un vacío carnívoro mientras reza por hundirse en el agua.

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