El martirio de San Sebastián

La flecha cruje, se astilla
sin que a nadie le importe.

Permanece invisible
en mi tórax.

Como un broche coagulado
que me hace invencible.

Y cuando la muerte se acerque,
me reiré a carcajadas.

2 comentarios:

  1. Anónimo26.11.15

    Me encanta... sinceramente me encanta, chapó Marina :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias! me alegra saber que te ha gustado :)

      Eliminar

Gracias por comentar :)