Prestigio

Estuve varias semanas pensándomelo. Pasaba cada tarde frente al escaparate y me detenía a mirarlo durante un momento. Era un móvil de última generación, un rectángulo perfecto, blanco y sencillo. Parecía ultraligero, hecho con materiales de alta tecnología, metales con nombres espaciales, como por ejemplo titanio, o diprosio (un elemento con un magnetismo óptimo, y tan raro que no se encuentra nunca en estado puro, siempre va mezclado con otros materiales).

El cartelito que acompañaba el ejemplar de muestra prometía cientos de horas de autonomía, una memoria prodigiosa, reconocimiento de caras, no se cuántos megapíxeles... Su precio era lo que me hacía dudar. Era realmente caro, se salía de mi presupuesto. Consulté el tema con la gente más cercana, para oír diferentes opiniones y criterios, pero la respuesta siempre era la misma:

- Ese modelo es insuperable, no lo dudes. Si quieres comprarte un teléfono no encontrarás uno mejor. 

- Es muy rápido, yo tengo uno y estoy muy contenta. Puede tener abiertas varias tareas a la vez y nunca se bloquea. La batería dura muchísimo tiempo. Es caro, pero vale la pena.

Lo cierto es que cuando iba por la calle la mayoría de personas tenían uno y parecían muy concentradas en la pantalla, entretenidas con las mil posibilidades que ofrecía. Casi se diría que era un complemento más, como llevar un bolso de marca. O un perro de raza. Por fin, decidí comprármelo. Pagué con mi tarjeta de crédito la desorbitante suma y corrí a mi casa para estrenarlo cuanto antes. 

Una vez en mi poder probé todas las aplicaciones, abrí todas las ventanas posibles, navegué por internet, estrené la cámara haciéndole una foto a mi gata. La verdad es que era más ligero y más rápido a la hora de ejecutar mis órdenes... pero esencialmente, era muy parecido a lo anterior. Llamar, colgar, chatear, hacer fotos, enviar fotos. Poco más.

Unos días después quedé con una amiga:

- ¡Ah! veo que al final has cambiado de móvil ¿te gusta?
- Mucho, estoy super contenta. La verdad es que es el mejor teléfono que he tenido. Sin duda.

Unos meses después sacaron a la venta el modelo siguiente. Un aparato que superaba tecnológicamente todo lo anterior, con un diseño sencillo y eficiente. Desde hace un par de semanas babeo delante del escaparate. Seguramente tendré que vender mi actual teléfono para sufragar el coste de tanta perfección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar :)