No es tuyo.
No lo toques.
No pienses que puedes custodiarlo.
Ni mucho menos peinarlo.
Ni abrazarlo por la noche.
Se que te molesta.
Se que quieres quedártelo.
Que sea tuyo, solo para ti.
Y guardarlo en una caja in fisuras.
Pero no puedes llevártelo ahí abajo.
Sin candado ni abertura ninguna.
Para mirarlo y cuidarlo tú solo.
Por los siglos de los siglos.
Amén.
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