Me amo a mi misma, me dijo.
Miro mi reflejo y sonrío.
Sé quien soy, a donde voy.
Soy una mujer madura,
fuerte,
resistente
independiente,
una mujer completa.
Me amo a mi misma, repitió.
Y tú deberías hacer lo mismo.
Si, bueno.
Supongo.
Pero cuando me pongo a ello
lo que rodea a mi reflejo se interpone.
El mundo me sigue pareciendo un ghetto.
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