Podría meter mis coágulos en el microondas
para ablandarlos con ondas radioactivas
y la falsedad de un calor eléctrico.
Pero,
el cuerpo se retuerce y cada milímetro de piel
chilla en una espiral de canciones hervidas.
Porque todos sabemos que respirar es otra cosa
y que los precocinados son una mentira.
En la sangre siempre es de noche.
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