Cuánta tontería

Los pechos tiemblan
y no son gelatina

ni montañas, ni peras, ni faros.

Tienen tamaños y pezones,
que pueden ser de colores

marrón, violeta, rosa.

Acariciarlos es un acierto,
lamerlos algo divino.

Poco más puedo añadir.

Lo importante es el deseo,
las ganas de hundirse en ellos.

El resto es palabrería.

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