*

Tenemos la misma enfermedad.

Que nos hace vomitar alabastro por los ojos;
a veces mirar es insoportable.

Aparece una fiebre negra.

El mar nos canta en el cerebro, llenándolo
de agua pulverizada y colas de pescado.

Y cuando la obscenidad resulta excesiva,
la palidez en las mejillas se llena de venas azules.

Entonces nos rodean acantilados llenos de espuma
o albatros furiosos que nos picotean el cráneo.

Y tiran de nosotros hacia el vacío,
hacia la hermosa oscuridad de lo desconocido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar :)