Algunas Mujeres son fascinantes.
Tan refinadas que se quedan mirando al infinito.
Nunca deben nada, ni piden dinero prestado,
porque conocen el precio exacto de la vida.
Las Chicas estudian inglés y hablan de opositar.
Siempre beben vino y te besan en locales iluminados,
donde todo el mundo sabe que eres El Elegido.
Oh, si. Conocen a tu madre e intercambian confidencias.
Preparan guisos caseros y juegan a ser cachondas de fin de semana.
Puede incluso, si son muy sinceras, que un día te sorprendas
hincando la rodilla y abriéndole hasta la última muralla.
Lo digo sin malicia: sé que no hay competición.
Porque yo
cuando el amor no es suficiente abro una lata de guisantes,
con cientos de esferas suaves y tiernas a modo de consuelo,
e intento que nos la terminemos compartiendo una única cuchara.
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