Qué me importa a mi lo malo

El azúcar podría ser más
que veneno disuelto en la sangre.

Cristales blandos.
Esquirlas bajo la lengua.

Pongo tres cucharadas
en un bol y las mezclo
con yogur.

Comida blanca,
casi pura en su 
cremosidad.

Trago una 
cucharada.

Recuerdo.

No hay nada 
más tierno que
tus dientes.

Una boca suave.
Una boca ausente.

Otra cucharada.

Qué me importa
a mi lo malo.

Otra cucharada.

Lo que no es,
pero parece.

Otra más.

Tengo que llevarme
algo a la boca.

Una textura 
que te recuerde.

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