Sucedió antes del ahora

Dentro del coche la luz no llegaba.
Los fuegos artificiales se veían a lo
lejos y las sombras tenían forma de
salpicadero.

Mi padre se llevaba un Lucky Strike
a la boca mientras los estallidos burbujeaban
tras su perfil como aspirinas. Algo blanco
e artificial. Algo hermoso.

Me habló de cómo se forman los acuíferos,
de la química del cemento romano, de un
autor de realismo mágico que lo hacía
trasnochar en sus noches adolescentes.
Del opio y sus trampas, de su miedo
visceral a los quirófanos.

Describió círculos amplios con las manos,
casi rozando el tapizado del coche.
Yo escuchaba en el asiento del copiloto
sin perder detalle.

En algún momento los fuegos artificiales
terminaron. El ascua del cigarro iluminaba
sus ojos. Era enorme bajo ese anorak viejo.

"Tampoco han sido gran cosa -dijo señalando
con la cabeza hacia el exterior-. Menos mal
que no hemos traído a tu madre".

Prometimos volver para la lluvia de estrellas
del mes de agosto.

A la vuelta nos cruzamos con un gato que llevaba
un ratón muerto en la boca y comentamos algo
sobre el frío y las heladas.

Sucedió antes de irme a la Universidad.
Antes de salir al mundo y olvidarme de
quién soy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar :)