Te zarandeo por dentro
y suenas a vuelo ligero.
A cucharilla de plata,
a pulmones blancos.
Hay un deje de dientes,
de fruto suave y oval.
Un cascabel de costilla.
El sonido del jadeo.
Te sacudo. Y crujes.
Salen alas y animales
pequeños. Luciérnagas.
Polillas. Mariposas nocturnas.
Como ellos, compartes
frenesí puro.
Un vuelo rasante en
la ceguera de lo vivo.
Una búsqueda de luz
en todas las sombras
de tu carne.
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